Por Jorge Castillo Luco
Abogado
Director de la Cámara Minera de Chile
Ya no es noticia hablar de la escasez hídrica, sequía y qué actividad ocupa tal o cual cantidad de suministro de recursos hídricos a nivel industrial (agrícola, sanitario, minero). Sin embargo, lo que todos debemos hacer es informarnos de cómo otros países han logrado balancear esta situación.
El Sr. René Garreaud, investigador del centro científico chileno que estudia los impactos del cambio climático, se ha referido sobre las razones detrás de la sequía y los vacíos de información que limitan la posibilidad de crear soluciones efectivas- por parte de las autoridades respectivas.
En tanto, el profesor Eilon Adar, Director del Instituto de Investigación del Agua de la Universidad de Ben Gurión, Israel, presentó hace unos años atrás en Chile el modelo israelí de innovación y gestión de aguas (dado que las condiciones climáticas de Israel son similares e incluso más complejas que las de la zona centro norte de Chile), en orden a transmitir la relevante experiencia en el manejo eficiente de recursos hídricos, particularmente, colocando el foco en suplir la demanda residencial, agrícola e industrial. En este sentido, y pese a que pudiere parecer un contrasentido, se hizo hincapié que Chile no tenía del todo un problema de escasez hídrica, sino, de una mala gestión de recursos hídricos.
Sobre el particular, tenemos paradigmas que resolver entonces, en relación a actuar responsablemente ante el nuevo devenir del medioambiente y sus cambios, los cuales deben estar orientados a contar con líderes informados y técnicos en búsqueda de soluciones reales que den cuenta de una mejor gestión hídrica.
Si bien mi preocupación es por todos los sectores, el minero es el que me convoca en estas líneas. Equivocadamente, la ciudadanía cree que la minería es la que más agua consume y/o requiere para sus procesos productivos, sin embargo esto no es así, ya que según datos de 2018, utiliza un 3% aproximado del consumo total, en tanto, la agricultura llega a un 82%.
Además hay que destacar la reutilización que hace del recurso hídrico a lo que se suma la importante inversión en plantas desalinizadoras, como proyectos ya consolidados y en crecimiento.
Esto queda refrendado en el estudio que presentó la Comisión Chilena del Cobre, Cochilco, a principios de este año, ya que señala que se prevé un sostenido aumento del consumo de agua de mar en las operaciones de la gran minería del cobre en el próximo decenio.
Además, proyectan que el consumo de agua de mar será cada vez mayor, llegando a 10,82 metros cúbicos por segundo al año 2029, lo que representa un aumento del 230% respecto al valor esperado para el 2018.
Según estos datos, el 43% del agua total requerida en la industria minera del cobre vendrá de agua de mar, pues son cada vez más las mineras que se suman a la construcción de sus propias plantas desaladoras, en las que también cabe la posibilidad de asociatividad de varias empresas se articulen para la instalación de nuevas plantas y/o uso conjunto, o agua de mar directa para enfrentar la escasez de este recurso.
Finalmente, también debiera ser materia de estudio el reimpulso de recursos hídricos desde los tranques de relave a procesos en cordillera, de manera de tener presente esta variable en el escenario anteriormente descrito para evaluar las mejores opciones desde la perspectiva de la sustentabilidad de cada territorio, en relación al suministro requerido y el recurso disponible.
Con todo, lo anterior, debería ser un ejemplo para otros sectores, los que con nuevas prácticas puede hacer una mejor gestión hídrica del uso de agua o buscar alternativas en países como los mencionados anteriormente.
Es responsabilidad de todos cuidar nuestros recursos naturales y, en este caso, el recurso hídrico para la sustentabilidad integral de la industria minera y la vida humana.